Capítulo 144
Esa misma noche, Alexander estaba sentado en el sillón de la habitación, con el celular en mano, respondiendo mensajes relacionados con la empresa. Luego, llamó a sus padres, asegurándose de que estuvieran bien y avisándoles que regresaría a la mañana siguiente.
Mientras tanto, Isadora salió del baño envuelta solo en una toalla. Se acercó al espejo, peinándose el cabello aún húmedo. En un movimiento descuidado, la toalla se deslizó por su cuerpo y cayó al suelo.
Los ojos atentos de Alexander, siempre tan concentrados en los negocios, se desviaron inmediatamente hacia ella. La recorrieron de arriba abajo, como ojos de águila, despertando en él un interés perceptible.
Dejó el celular sobre la mesita de noche sin siquiera terminar el último mensaje. Su atención ya no estaba en los negocios. Tan pronto sus ojos se posaron en su esposa frente al espejo, con la toalla caída al suelo, un calor urgente se apoderó de su cuerpo.
Ella se peinaba con calma, sin tener consciencia de l