Subo al auto con el sobre aún en las manos, aunque no necesito volver a leerlo.
Estoy embarazada. Tengo dentro de mi a un bebé de cinco semanas.
Mis dedos tiemblan mientras los llevo a mi vientre, acariciándolo con suavidad, como si ya pudiera sentir algo… como si ya pudiera imaginar una vida creciendo dentro de mí. Una parte de Cassian.
No tengo idea de cómo voy a decirle.
No tengo idea de cómo voy a explicarlo.
Ni a Cassian, ni a Daniel, ni a mi padre, ni al mundo entero que espera que yo sea esa muñeca de porcelana perfecta que sonríe junto al heredero de un imperio tecnológico.
No puedo pensar siquiera en ocultarlo, en primera porque un embarazo no es algo que se pueda ocultar por siempre. Y porque mi hijo no merece vivir oculto de nadie.
En este momento no me interesan los prejuicios, basta de pensar en todos antes que en mi. Quiero decirle a Cassian que tendremos un bebé. Ver su rostro cuando lo sepa y buscar la forma de terminar con mi matrimonio con Daniel.
Pienso en tanto que