—Bueno, es que Faustino quería darte una sorpresa. Ahora mismo no hay Elixir de Belleza en la empresa, pero los llevaré a todos adentro y fabricaremos un poco para que te lo lleves.
Ximena le dijo sonriendo a Larisa.
—¡Ay, muchas gracias Ximena! ¡Vamos rápido!
Larisa, emocionada, tomó a Ximena del brazo y entraron juntas por la puerta principal.
Al mismo tiempo, no olvidó volverse hacia Faustino y gritar: —¡Date prisa, Faustino!
—¿Por qué te quedas ahí parado? ¡Vamos a entrar a ver!
—Este Elixir de Belleza se vende tan bien, yo también necesito probar un par para ver qué efecto tiene.
Liliana, también impaciente, arrastró a Federico tras ellas.
—¡Señorita Ximena, por fin ha vuelto!
—¡Vaya, pero si es el señor Faustino! ¡El señor Faustino también ha regresado!
—¡Buenos días, señor Faustino! ¡Buenos días, don Yeison!
Una vez dentro, varias decenas de accionistas de la empresa vieron entrar juntos a Faustino y Ximena.
Todos se acercaron sorprendidos y entusiasmados.
—Qué extraño, Faustino