—Olya, tranquila. ¿Qué pasó? Puedes contármelo con calma —notando que algo no andaba bien con Olya, Faustino frunció el ceño mientras la consolaba.
—Es así, Faustino. El dueño de este proyecto se llama Lisandro, es alguien de fuera. Mis trabajadores y yo empezamos el año pasado...
—Hasta ahora, este Lisandro nos debe aproximadamente 600 mil dólares en pagos pendientes.
—Ayer trajimos a los medios para reportar este asunto, pero Lisandro, furioso y avergonzado, envió gente a golpear tanto a los periodistas como a mis trabajadores...
—Esta mañana, llevé a los trabajadores a las autoridades correspondientes, esperando poder resolver esta situación.
—Pero resulta que la gente de las autoridades está confabulada con Lisandro. No solo no nos ayudaron, sino que dijeron que estábamos exigiendo el pago maliciosamente y que si seguíamos causando problemas, nos detendrían...
—Olya ya no tiene alternativa, de otro modo no te habría llamado.
La voz de Olya sonaba cada vez más afligida.
600 mil dóla