—Tú... arréglame esto rápido, ¡o cuando llegue la policía te arrepentirás!
Thais, furiosa tras oír las palabras de Faustino, lo señaló insultándolo.
Bastián, su hijo y Amaranta vieron a Thais parada rígidamente, incapaz de moverse.
Sentían curiosidad por cómo lo había logrado Faustino, pero también temían sus terribles métodos.
¡Si les clavara algunas agujas y los dejara arrodillados para siempre, nunca podrían mostrar la cara en público!
Faustino ignoró las reacciones de Thais y los demás.
Corrió rápidamente hacia Lara, le secó las lágrimas, la abrazó y examinó sus heridas.
—Lara, ¿te duele? ¡Déjame ver!
—Todo es mi culpa, si hubiera vuelto antes, no habrías tenido que sufrir este abuso.
—No pasa nada Faustino, al verte ya no me duele, estoy demasiado feliz, no te sientas culpable.
Al ver la expresión culpable y arrepentida de Faustino, Lara sonrió negando con la cabeza.
Al sentir el calor de Faustino, ¡todas las humillaciones y angustias de estos días se desvanecieron!
—Lara, descans