Capítulo 541
Ignorado por Faustino y Daniela, quienes se dirigían de la mano hacia las piedras de jade, Dante perdió el control.

—¡Faustino, Faustino, te voy a matar! ¡Si te mato, podré recuperar a Daniela!

En un ataque de rabia, Dante sacó una pistola y, gritando, disparó.

—¡Maestro Faustino, cuidado!

Los trabajadores y el capataz gritaron una advertencia al ver que Dante sacaba el arma, pero fue demasiado tarde; la bala ya había salido.

—¡Faustino, escóndete!

Daniela, al oír el disparo, se giró y palideció. Se escuchó un golpe sordo. Faustino se detuvo, con un agujero en la espalda de su camisa.

—¡Ja, ja, ja! ¡Muere, muere! ¡No eres tan genial, ¿verdad? ¡A ver qué tan genial eres ahora!

Dante, al ver que había herido a Faustino, gritó de excitación. Se dio cuenta de que debería haber usado la pistola para matar a Faustino antes.

—Faustino… ¿estás… bien? —Daniela, al ver que Faustino había recibido un disparo, comenzó a llorar.

—Estoy bien, señorita Ruvalcaba, no se preocupe —dijo Faustino, sonrie
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