—¡No te mintió Vicky! La abuela se ve muy dura, pero los que vivimos con ella ya no nos sorprende, es como que los ojos se acostumbran; pero cuando sale (que por cierto ya no lo hace mucho) la gente le pregunta cuál es su receta para mantenerse tan conservada… O si se sometió a cirugías de estiramiento. ¡Puedes imaginártelo, mi abuela inyectándose Bótox! Ese comentario la encendió, tenías que haberla visto.
—En realidad a mí me agrada mucho que se mantenga fuerte, así me aguanta cuando regrese; extraño tanto a mi abuela, Alex… Dile que no pasa un día, que no cuente los minutos y las horas para estar con ella.
—Vicky dame un minuto… No me lo va a creer, pero mi abuela desea comunicarle algo a través del videochat.
Cuando Alex dijo esas palabras el corazón me dio un zarpazo, mi abuela odiaba los teléfonos y las computadoras, el simple hecho de que se sentara a hablar conmigo a través de la cámara era algo totalmente sorprendente.
—¡Dios mío que está pasando hoy! ¿Acaso es el día de