CAPITULO 17
Una vez que descansamos de aquello que fueron las consecuencias de la represión policial, volvimos a caminar hacia el metro Baquedano. Daba la impresión que cada vez llegaba más y más gente, dando por hecho de que aquel objetivo de haber dispersado a los manifestantes no había funcionado. No éramos los únicos que se estaban devolviendo. Eran muchedumbres tranquilas, que bebian cerveza y caminaban y escuchaban música en parlantes recargables.
— ¿Donde hay botilleria acá?— Preguntó Franchesca.
— Compremosle a los ambulantes— Dije.
— Pero si valen luca cada una. El pack sale más barato.
— Si, amiga —Dijo