— Elena Lambert .
Noah se tambaleó un poco sobre su lugar al escucharlo.
—Amor —musité, sosteniéndolo.
—Mu-Muchas gracias por la colaboración signori Valentino, saliendo se le dará lo acordado —este asintió empezando a irse—. Mas a delante lo contactaré, y tranquilo, el asesino de su hijo pagara por lo que hizo.
Cuando ya nos encontrábamos solos, respiro profundo y se dispuso a salir de la casa también.
—Noah —lo llamé, pero no se detuvo hasta que llegó a su automóvil.
¿En qué momento lo habían traído hasta acá?
—Cipriano te llevará a casa.
—No.
— ¿No? —se volteó, viéndome con una ceja alzada.
—No pienso dejarte, así que no trates de alejarme —respondí seriamente.