La sala de reuniones de la Banca di Milano era un templo al poder financiero. Aurora, envuelta en el vestido negro de seda de Alessandro, se sentía como una intrusa, pero se movía como una reina.
Alessandro había iniciado la reunión, ofreciendo una introducción arrogante sobre la "visión" de Vieri Enterprises. Cuando llegó el momento de presentar el plan de ajuste para los bonos basura, le cedió la palabra a Aurora, esperando que su profesionalismo le sirviera de escudo.
Aurora no usó el informe; usó su mente.
—Señores —comenzó, con una voz clara que llenó la sala—, el mercado teme el colapso de Vieri Enterprises. Y tienen razón. Las proyecciones de riesgo son demasiado altas. Sin embargo, lo que ustedes ven como debilidad, yo lo veo como limpieza estratégica.
Aurora procedió a desmantelar la estructura financiera, citando estadísticas complejas sin ayuda de notas y proponiendo un plan de tres fases que era tan arriesgado como brillante. Su exposición fue un huracán de lógica. Ella no