La tarde fue intensa. Leo y yo estábamos acostados en la cama, cansados de todo lo que habíamos hecho. De hecho, estaba muy cansada, pero intenté estar despierta porque cada momento con él contaba, y él también lo sabía.
Mientras tenía mi cabeza en su pecho, pensé en el Alfa Timothy y su nieta. Aunque no los conocía, sabía que ese viejo estaba intentando pasarse de listo, yo era ninguna boba, usar el desafío como excusa para meter a su nieta en la casa de Leo era demasiado obvio. Pudo haber pedido ayuda y ya, pero en vez de eso, se inventó la única solución que le convenía: casar a su nieta con uno de los hombres más poderosos de nuestro mundo.
Leo era el jefe del consejo del Rey, el Alfa líder del Este, el hombre que puso al Rey en el trono, amigo del Rey, la Reina y todos los Lores, en fin, era un hombre muy importante, pedirle que se casara con su nieta, diciendo que sería una buena Luna, era un sacrificio demasiado grande.
Me hubiese gustado estar ahí, los habría echado a patadas a