Pocos días antes de fin de año, Damián y Aitana se alojaban en la mansión familiar.
Con Aitana a cargo, los Uribe funcionaban con perfecta organización. Todos los asuntos sociales y domésticos estaban impecablemente manejados. En todo Palmas Doradas, la alta sociedad sabía que Damián tenía una esposa competente.
La señora Uribe no estaba contenta.
Fernando, sin embargo, se sentía aliviado y complacido. Específicamente envió a su secretaria con un cheque de 500.000 dólares.
Aitana quedó sorprendida por el generoso gesto.
La secretaria de Fernando sonrió:
—El señor Uribe insiste en que lo acepte, dice que es un pequeño detalle de parte de su mayor.
Aitana adivinó las intenciones de Fernando.
Probablemente Fernando detestaba a los Urzúa y, tras evaluar la situación, prefería apoyarla a ella.
Aitana aceptó el cheque y extendió uno propio de 10.000 dólares a la secretaria de Fernando, quien quedó sorprendida, lo miró un momento y finalmente lo aceptó.
Al marcharse, la secretaria dejó caer u