El escándalo de Lía llegó a oídos de los Uribe.
En la noche, Alejandro llamó a Fernando y su esposa para reprenderlos:
—¡Esa tal Lía, se ve que está obsesionada! Miren, haciendo algo tan indecoroso.
La señora Uribe intentó defenderlo:
—A Damián no le gusta ella.
Alejandro sonrió con frialdad:
—¿Y esa que le gusta, no salió del mismo vientre que esta obsesionada? Me parece que tampoco es buena persona.
La señora Uribe no se atrevió a decir más.
Alejandro, con un gesto de su mano, les ordenó que se fueran.
Después de que se marcharan esos desagradables, Alejandro tomó su teléfono y llamó personalmente a Aitana—
Aitana quedó sorprendida.
Había tenido un día agotador y acababa de ducharse al regresar al apartamento cuando recibió la llamada de Alejandro.
Alejandro balbuceó un poco, pero finalmente decidió arriesgar su orgullo y elogió a Aitana por su buen manejo, expresando claramente:
—¡Hace tiempo que no soporto a los Urzúa! La madre de Damián tiene valores equivocados, insiste en relaci