Capítulo 47
Aitana estaba enferma, así que naturalmente no podían hacer el amor.

Regresó a la cama para descansar.

A sus oídos llegaba el sonido del agua corriendo en el baño, era Damián duchándose. Aquel sonido del agua fluyendo le ayudó a conciliar el sueño, y sin darse cuenta, Aitana se quedó dormida.

En su sueño, Damián seguía insistiendo con ella.

Cuando despertó nuevamente, ya era la una de la madrugada.

En la habitación solo quedaba encendida una lámpara de lectura. Damián estaba recostado en la cabecera leyendo un documento importante. Su apariencia era excepcional; incluso una simple bata blanca de baño le quedaba mucho mejor que a cualquier otra persona, tanto que incluso Aitana no pudo evitar mirarlo un par de veces.

Un ligero movimiento alertó a Damián, quien bajó la mirada hacia Aitana:

— ¿Despertaste?

Aitana asintió:

— ¿Qué hora es?

Damián dejó los documentos a un lado, se recostó y abrazó los delgados hombros de su esposa, con un tono de voz que denotaba cierta ternura masculina:

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