Lucas bajó la mirada:
—Pero ya no quiero defraudar más a esa persona, Oksana, ¡lo siento!
Dicho esto, se fue a grandes pasos.
Detrás, ese cuerpo seductor y sensual, ni siquiera lo miró.
Oksana a sus ojos era solo un símbolo del proyecto, solo la imagen de billetes. Si era mujer o no, cómo se veía, qué tan delgada era su cintura, qué tan grande su pecho, no le importaba en absoluto.
Solo le importaba el negocio, mujeres, tenía en casa.
El hombre se alejó cada vez más. En el baño, Oksana sostenía el cigarrillo delgado con sus dedos esbeltos, en sus ojos seductores había un toque pensativo. Se había desnudado hasta ese punto, y Lucas ni siquiera había mostrado una pizca de interés, ¿¡era hombre o no!?
Oksana se lamió los labios, hizo una llamada telefónica, resultó que era a Damián.
—Damián, el proyecto se cerró, bajé dos por ciento de la ganancia.
—Damián tendrá que compensar eso.
—Además, ¿Lucas tiene algún problema?
...
Del otro lado del teléfono se escuchó la risa suave de un hombre: