Capítulo 300
Pronto se escuchó el toque de la servidumbre en la puerta:

—Señora, la señora llegó con equipaje.

Aitana lo adivinó.

Habló con indiferencia:

—Entendido, bajo enseguida.

Se levantó de los brazos de Damián y dijo suavemente:

—Primero ve a asearte, en un rato desayunaremos.

Lo acompañó a asearse, personalmente le puso pasta en el cepillo de dientes y le torció la toalla.

El hombre tenía barba incipiente azulada, Aitana tomó la rasuradora y cuidadosamente se la quitó, al final lo limpió con una toalla caliente, cuando no había soltado la mano, el hombre la agarró suavemente y dijo en voz baja:

—En realidad no necesitas hacer todo personalmente, podemos dormir en cuartos separados.

Aitana levantó la cabeza:

—¿Te sientes presionado?

Se quedó en silencio por un momento:

—No es presión, solo que me sientes un poco extraño.

Como en la madrugada, él tenía necesidades fisiológicas, pero las reprimió silenciosamente.

Sabía que su esposa era una mujer exitosa, tenía un físico y apariencia de primer
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