La cena terminó. Lina regresó a casa en auto.
En cuanto llegó a casa, tiró su bolso de noche en el sofá, con aspecto desolado.
La esposa de Diego, Lisandra, preguntó con preocupación:
—Lina, ¿qué pasó?
Lina la miró, también miró a los hermanos Diego y Fernando, de repente la tristeza la invadió, se apoyó en el brazo del sofá y rompió a llorar. Entre sollozos dijo:
—Esta noche, originalmente quería ayudar a Aitana, pero no esperaba que otras personas me pusieran en dificultades, al final fue Aitana quien me ayudó. Ahora me doy cuenta de lo difícil que es manejar los negocios, me arrepiento mucho de no haber sido buena con ella en el pasado.
Lisandra la consoló cuidadosamente.
Fernando resopló ligeramente:
—¿Ahora te das cuenta de lo serio que es? Antes nunca escuchabas, si no fuera porque...
Originalmente iba a regañarla, pero cuando las palabras llegaron a sus labios se las tragó.
De nada servía hablar más.
Lina también se culpaba a sí misma, dijo entre lágrimas:
—Brisa no está bien de