El lago del sur resplandecía con destellos dorados, un reencuentro invisible.
Una pequeña linterna flotaba mecida por las olas.
Aitana permanecía en la orilla, observando cómo aquella luz se alejaba hasta perderse en algún lugar desconocido.
Pensó que en ese lugar, seguramente estaría su abuela.
"Abuela, he vuelto."
"Fui a la Calle del Viento, vi donde solíamos vivir. Ahora hay rascacielos, ya no queda nada como antes, pero aquel ginkgo centenario sigue en el mismo lugar, justo frente a nuestro antiguo hogar. En esa calle, pedí un sancocho, pero no era tan delicioso como el que tú preparabas."
"Abuela, Mateo y Elia han crecido."
"Por Mateo, estoy esperando otro bebé. Se llamará Esperanza."
"Abuela, Aitana te extraña mucho."
...
Aitana permaneció junto al lago durante mucho tiempo.
No fue hasta que los copos de nieve comenzaron a caer que se dio la vuelta y vio a Damián.
Él también vestía de negro, con una mirada serena llena de la melancolía del pasado.
Tras un momento, se acercó y la