Aitana recogió los documentos dispersos y se encontró con un acta de adquisición: una compañía controladora había adquirido "Solutions Valencia".
Sorprendida, miró el documento un par de veces y lo dejó en silencio.
Damián, adivinando sus pensamientos, comentó con indiferencia:
— Maite no llegó a tiempo al vuelo. Fue tras ellos pero no los encontró. Esta tarde estaba llorando por teléfono.
Aitana se mantuvo distante.
Damián bajó la voz, hablando con suavidad:
— ¿Qué pasa? ¿Sigues evitándome?
Aitana, incapaz de soportar la provocación, respondió fríamente:
— ¿Por qué tendría que evitarte? Hace tiempo que no somos un matrimonio legal.
El hombre la miró fijamente. Después de un momento, sonrió disculpándose:
— Hablé de manera inapropiada, ofendí a la señorita Balmaceda. Te pido disculpas... no te enojes.
— No hay razón para enojarme.
Aitana soltó esta frase y se fue a duchar.
Estos días, ocasionalmente compartían la cama, pero no había pasado nada entre ellos, ni siquiera abrazos en la no