Lo observó con decepción: — ¡Eres igual de cruel que tu madre! ¡Mariana es tu hermana!Justo cuando Aitana iba a responder, una figura alta se coló por la puerta.
Una mochila negra de lona cayó sobre la mesa de centro. El recién llegado miró a Jorge y gritó: — ¡Fuera, fuera!
Jorge levantó la vista y vio un rostro de niño bien.
Lo miró con desprecio, aprovechando para enojarse: — ¿No sabes quién soy yo?
Esteban se sentó en la mesa de centro, masticando chicle, con actitud de chico de barrio: — Claro que te conozco. Creo que te vi hace unos días en la clínica de fertilidad. Un tipo inútil.
Jorge se puso rojo de ira: — ¡¿Qué has dicho?! ¡Te voy a demandar!
— ¡Adelante!
— ¡Ve y habla con el abogado de mi padre! Por cierto, mi padre se llama Orión Zelaya.
Lanzó una tarjeta de visita a la cara de Jorge.
Era la tarjeta de Miguel.
Jorge comenzó a tartamudear: Orión Zelaya, CEO de Millennium, era alguien a quien no podía provocar.
Después de que Jorge se fuera.
Esteban se sentó de golpe en el es