Capítulo 144
En el Grupo Innovar, sala del CEO. Damián estaba sentado revisando unos documentos, con una camisa gris claro y pantalón negro. La luz del sol lo envolvía a través de la ventana de piso, dándole un aspecto tan elegante como un dios.Milena llamó desde afuera: — Señor Balmaceda, el hijo de Orión ha llegado.

Sin levantar la cabeza, Damián respondió: — Que pase.

Pronto, se escucharon pasos y una voz despreocupada: — ¿Tú eres Damián? Mi padre me envió.

Damián levantó la mirada y se quedó paralizado.

Un chico de 1.90, con cejas de guerrero y ojos de estrella.

Vestía una camisa negra y jeans azul oscuro con roturas, con un cuerpo digno de modelo.

Frunció el ceño: ¿Este era Esteban, el hijo de Orión?

Guapo, increíblemente guapo.

Esteban, aunque atractivo, era grosero. Se sentó de golpe en el escritorio: — Mi padre me dijo que quieres que cuide a tu esposa. ¡Ja! Ustedes los ricos, fingiendo moralidad mientras engañan, y luego preocupados de que su mujer los descubra.

Damián, poco acostumbrado
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