Capítulo 141
Lina lo contradijo: — ¿No estarás exagerando? Mariana es tan pura y buena.Fernando miró a su esposa: — Está fingiendo.

Lina quedó desconcertada. Reprochó a su marido: — Fernando, nunca solías meterte con la gente joven. Además, Mariana se crio prácticamente bajo tu mirada.

Fernando volvió a cerrar los ojos: — Aun así, prefiero a Aitana.

A primera hora de la mañana, Aitana despertó.

Yacía en una cama desconocida. La bata que llevaba era de su marca habitual, e incluso el suave aroma del gel de baño era idéntico al de Villa Buganvilia.

Su instinto le decía que estaba en la casa de Damián.

De repente, un sonido de piano llegó desde la sala. La melodía le resultaba absolutamente familiar: era su vieja canción inconclusa.

Aitana se levantó, descalza, y caminó hasta la puerta de la sala.

La luz del sol atravesaba las cortinas blancas, iluminando la habitación. Un piano estaba junto a la ventana de piso, y un hombre sentado frente a él interpretaba "Para Elisa".

Aitana se quedó escuchando en
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