Aitana se quedó sin palabras: —Damián, ¿crees que es una cuestión de preocupación? Nieve es mi perro, esto es robo.
Damián mantuvo su tono suave como el jade: —No te preocupes, lo cuidaré muy bien.
Colgó el teléfono y le envió una foto a Aitana.
【En un césped verde, Nieve corría alegremente hacia el fotógrafo con una pelota roja en la boca.】
Era evidente que a Nieve le agradaba su nuevo dueño.
Aitana sintió una sensación de impotencia.
A su lado, Francisca balbuceó: —¿Vamos a dejar que el señor Uribe se robe a nuestro Nieve?
Aitana guardó el teléfono y dijo con calma: —De ahora en adelante, llámalo Damián.
Francisca no se atrevió a decir más.
...
Tres días después, Aitana fue a Puerto Real.
Era jueves, cuatro y media de la tarde. Estaba segura de que Damián no estaría en casa.
El taxi azul se detuvo frente a una villa roja y blanca. Aitana pagó la tarifa y llamó a la puerta negra tallada. Inmediatamente un sirviente abrió: —¿Es la señorita Balmaceda? El señor Uribe está en casa, pase p