Lucas observó el auto alejarse, sus ojos profundos e impenetrables.
Después de mucho tiempo, alzó lentamente la mano derecha. Ahí había tocado a Susana, cuando hizo contacto, aún sintió algo.
Qué ridículo, una mujer que no lo quería, y él aún tenía sentimientos.
Odiaba esa sensación.
...
En la terraza del segundo piso, Damián y Aitana habían estado observando por mucho tiempo.
Aitana se recargó en su esposo, murmuró:
—Es obvio que Lucas no puede olvidar a Susana, ¿por qué trajo a esa Bella? ¿No teme que Susana se aleje definitivamente?
Damián bajó la cabeza para mirar a su esposa, con expresión serena.
En estos dos años, Damián se había vuelto aún más maduro y elegante.
En el otoño profundo, llevaba un traje de tres piezas de lana delgada, no solo se veía refinado, sino que resaltaba su figura alta y esbelta. A donde fuera llamaba la atención, pero siempre mantenía distancia, pocas jovencitas se atrevían a acercársele.
Además, usaba deliberadamente su anillo de bodas, sin compromiso fo