El sábado por la noche, Susana se encontró con Héctor para su cita a ciegas. Fueron solo ellos dos.
Un restaurante italiano con excelente ambiente, cena a la luz de las velas, muy elegante y romántico. Él se veía aún más refinado y atractivo que en las fotos, tenía ese aire especial de familia culta e intelectual.
Ambos eran adultos, sabían comportarse con tacto, y la conversación fluyó muy bien.
Susana compartió algunas anécdotas divertidas del mundo de los negocios, Héctor también habló de su trabajo. Como era investigador, a menudo trabajaba horas extras y a veces tenía que viajar por trabajo. Se especializaba en tecnología de energías renovables, por lo que viajaba frecuentemente a las zonas desérticas del norte.
Susana cortó un pedazo de bistec y sonrió:
—Entonces tendré que recomendarte una mascarilla facial muy buena.
Héctor no dijo nada, su mirada tenía cierta claridad.
Durante la cena, se formó una muy buena impresión de Susana. Tenía inteligencia emocional alta, y además era