Damián permaneció allí de pie, con una expresión inexpresiva en el rostro, haciendo imposible adivinar qué pasaba por su mente.
…
Damián estaba en la puerta.
Los padres de Lía llegaron corriendo. Al ver el estado de la villa, Victoria gritó con voz aguda: —¡¿Qué ha pasado aquí?! ¡¿Quién se atrevió a destrozar la casa del presidente de Grupo Innovar?!
Lía se tapó la cara: —Fue Aitana.
El ánimo de Victoria decayó de inmediato, pero al cabo de un instante, se burló fríamente: —¡No va a poder jactarse por mucho tiempo! Cuando Damián se divorcie de ella, esa huérfana quedará a nuestra merced.
Su esposo, Jorge, aún conservaba algo de conciencia y frunció el ceño: —No digas cosas tan feas, al fin y al cabo, son marido y mujer legalmente.
Victoria se disgustó: —¡Qué marido y mujer legalmente! ¡Yo digo que son un matrimonio falso! Si no fuera por lo que pasó en aquel entonces…
Jorge la interrumpió con un grito.
Victoria calló.
Llamó a una empleada para que trajera hielo y personalmente le hizo