Solo cuando el silencio volvió a reinar en el departamento, se derrumbó. Cayó de rodillas, como si le hubieran disparado.
La rabia no lo sostenía más. Ya no había odio suficiente para tapar el hueco que ella había dejado.
Miró el pendrive sobre la mesa. Lo tomó con manos temblorosas.
Se incorporó y fue hasta su habitación por la laptop. Lo insertó en el puerto, y entonces la imagen y el audio apareció: Eirin, entrando en una sala. Orestes al fondo. mientras ella le reclamaba por la ubicación de su hermana, y Orestes se veía siempre tranquilo, impasible, con el control de la situación y al poco rato se escuchó un golpe y la camara cambios e dirección de enfoque pero se escuchaba todo, le reclamo de Orestes a LArissa, todo lo sucedido en ese momento.
Escuchó todo esto bajo un estado de consternación alarmante. Todo indicaba que se había equivocado, había juzgado mal a Eirin. No se movió por espacio de media hora. No sabía qué creer.
Y luego, vio el otro archivo, el de la grabación de La