Capítulo cuarenta y ocho
La cama en la que estoy se siente tan suave, me remuevo un poco y subo mi pierna encima de la persona a mi lado, paso mi brazo por su pecho calientito y suspiro feliz.
Un momento.
¿Cómo es que estoy en la cama?
Me levanto de golpe y tomo el lado izquierdo de mi cabeza en mis manos notando que esta parte arde y duele como si te la quisieran a sacar de un tirón, vuelvo a acostarme lentamente y abro mis ojos de par en par.
Su cabello está desordenado, sus largas y envidiables pestañas reposan sobre su párpado inferior, su nariz respingada me guía hasta sus hermosos labios entreabiertos, bajo por su mandíbula hasta su cuello y paso a sus hombros donde un vendaje sostiene su brazo enyesado.
No recuerdo haberle visto eso antes de quedar inconsciente.
Flashback