*—Theo:
Al fin le habían dado la oportunidad de verla.
Theo, sintiendo el peso de la preocupación y el dolor en su pecho, se acercó a la cama de Luna. Su cuerpo temblaba mientras tomaba con delicadeza la mano de su amada. La mano de Luna estaba fría y pálida, un contraste doloroso con la calidez que él solía conocer.
Con un suspiro tembloroso, Theo alzó la mano de Luna hacia sus labios y la besó suavemente en el dorso. Era un gesto lleno de ternura y desesperación, un intento de conectar con ella en medio de su estado inconsciente.
Luna no respondió a la caricia, y la falta de reacción hizo que las lágrimas de Theo comenzaran a caer. Su corazón estaba roto al ver a la mujer que amaba en tal estado de fragilidad.
—Luna… —susurró Theo, su voz quebrada—. Te amo tanto —continuó—. Estoy aquí contigo, no te preocupes. Vamos a salir de esta, por favor.
Los ojos de Theo se llenaron de lágrimas mientras permanecía a su lado. Cada latido de su corazón parecía resonar en el silencio de la habita