Capítulo 27

Donde Nacen las Traiciones.

El café en aquella terraza privada estaba servido, pero ni Diego ni Valeria lo habían probado.

Ella jugueteaba con la cucharilla, dibujando círculos invisibles sobre la porcelana. Sus uñas, perfectamente pintadas de rojo, parecían remarcar la manera en que siempre había disfrutado de arruinar las cosas bonitas solo por placer.

—Mi padre está al borde de perder la cabeza —soltó finalmente, con un brillo venenoso en los ojos—. Las fotos que le envié de Isabela con Gabriel lo han destruido más de lo que imaginábamos. Obvio que no por amor, ni por paternidad. Sino porque verlos juntos hirió su ego. Fue un golpe brutal a su dominio, su control.

Diego la miró con recelo. No había encendido su cigarrillo, pero sus dedos lo mantenían atrapado como si le hiciera falta aferrarse a algo.

—¿Y eso a ti qué te importa? Pensé que querías verlo caer, no acribillarte con él.

Valeria sonrió. Lenta. Venenosa.

—No me interesa salvar a mi padre, Diego. Me interesa