CAPÍTULO 248. Planes y fracasos.
Capítulo 248
Planes y fracasos.
Desde su habitación, Teresa veía el mismo techo con manchas oscuras que parecían rostros deformándose, la misma luz amarilla parpadeando como si estuviera a punto de darse por vencida. Ya no sabía cuántas horas llevaba despierta o dormida. Su cuerpo había dejado de distinguirlo. Tres meses de un embarazo acelerado, artificial, violento, habían drenado todo lo que era suyo.
Las contracciones llegaban como latigazos. A veces punzadas cortas, a veces ondas largas de dolor que la doblaban sobre la cama, arrancándole aire y orgullo. No gritaba. No porque fuera fuerte, sino porque no quería darle ese gusto al monstruo que disfrutaba torturandola.
La joven guardia, Saira, la observaba desde la puerta. Siempre desde ahí, como una estatua que no se permitía sentir.
Pero era la única que no le hablaba como si fuera un animal cargado de explosivos.
Teresa había creído que su mente le jugaba trucos la primera vez que Elena murmuró un plan de fuga, tan bajito que