Capítulo 172

El uno para el otro.

La lluvia trazaba líneas en el cristal de las barandillas del balcón, como si el cielo quisiera leer en silencio lo que ellos estaban a punto de confesar.

El penthouse se sentía frío y en la terraza el aire se hacía mucho más húmedo de lo habitual; la ciudad, allá abajo, parecía un mar de luces difusas que parpadeaban detrás del agua que caía. Isabela y Gabriel permanecieron un rato en silencio, cada uno con una copa en la mano, permitiendo que el sonido constante del aguacero marcara el ritmo de una conversación que no se había atrevido a pronunciar en voz alta hasta aquel momento.

—¿Te das cuenta de que podríamos estar en cualquier otra parte y no sería lo mismo? —dijo Isabela, apoyando la espalda en el respaldo de la tumbona y mirando el cielo nublado.

Gabriel se acercó con la botella en la mano, dejando que el vino colmara otra copa. Le gustaba verla así: relajada, con los rizos pegados levemente por la humedad, los párpados entrecerrados. Se dejó