Kate se miró en el espejo analizando su aspecto. Esa noche se había arreglado de más. Su maquillaje impecable, su cabello recogido en un peinado que fácilmente podría ser deshecho ya que al alfa le gustaba tirar de este al punto que podía quedarse con puñados en sus manos y tirarlos de lado como si no doliesen nada. Sus mejillas con colorete rosado dándole un aspecto más lozano, unos labios rojos escarlatas muy brillantes y que sabía que le gustaba a su pareja.
Su túnica, dejaba ver todo el centro de su pecho y era de una tela muy fina y transparente, donde solo un pequeño vestido ajustado podía ocultar la desnudez. Realmente se notaba para lo que estaba dispuesta y es que esa noche ella tenía un plan.
Su sonrisa apareció en su rostro cuando su puerta fue tocada.
-Primera reina, el alfa aceptó su solicitud para atenderlo.
-Gracias- respondió ella ajustándose mejor la túnica y dando una mirada al espejo- Lo estaba esperando- agarró el pañuelo encima de la mesa con una pequeña cápsula q