Hubo un largo momento de tensión, donde nadie se movió. Las dos majestades, frente una de la otra intercambiaron miradas… hasta que fue la reina la que se incorporó rápido y retrocedió dos pasos poniendo una notable distancia entre ellos. El ceño de ella dolorosamente fruncido y sus manos debajo de las manos de su túnica, para mantenerlas escondidas.
En cuestión de segundos su rostro pasó de una expresión molesta a una completamente seria y enfocó a Ilayen antes de hacer una leve reverencia.
-¿Ocurre algo alteza?- su voz sonó dura y plana.
Ilayen, que aun reaccionaba de cómo ella había actuado tragó en seco y bajó su brazo sintiendo como su piel palpitaba donde ella lo había golpeado.
-Disculpe reina, la vi tambalearse y creía que caería- inventó una excusa al darse cuenta de se había dejado llevar por su instinto y actuado de forma imprudente. ¿Qué estaba pensando al mandar todo al demonio en un lugar tan público y con su padre aún cerca?
Asya inclinó ligeramente la cabeza.
-Muchas g