Capítulo 145
|| PUNTO DE VISTA DE VALERIA ||
Las pesadas puertas de la mansión se cerraron detrás de mí con un golpe seco que resonó por los pasillos vacíos.
Me quedé inmóvil un instante, con las manos temblando a ambos lados del cuerpo, sintiéndome como una prisionera que avanza, paso a paso, hacia su propia ejecución.
La voz de mi padre rompió el silencio, afilada y helada.
—A mi estudio. Ahora mismo.
Tragué saliva y lo seguí, arrastrando los pies sobre el mármol pulido.
Dentro del estudio, el aire olía a libros envejecidos, a whisky… y a ira contenida.
Ni siquiera tomó asiento detrás del imponente escritorio de roble, como solía hacer.
No. Permaneció de pie junto a la ventana, de espaldas a mí, mirando fijamente la noche como si quisiera perforarla.
—Me has humillado —dijo sin volverse.
—Yo… —intenté hablar, pero las palabras no acudieron a mi boca. ¿Qué podría decir?
—Te vieron en el aeropuerto —continuó—. Intentando huir como una cobarde.
Al fin giró sobre sus talones, y sus ojos