Capítulo 146
|| PUNTO DE VISTA DE SERGIO ||
La iglesia era sofocante.
Incluso desde mi posición oculta junto a la entrada lateral podía sentir la tensión que emanaba de cada pilar de mármol y de los bancos cubiertos de terciopelo. Las lámparas de araña colgaban pesadas sobre los invitados, con sus cristales brillando como si se burlaran de todos nosotros.
Afuera, el cielo gris de España anunciaba una tormenta inminente.
Me ajusté el auricular en la oreja y escuché un leve chisporroteo estático.
«Ahora o nunca», me murmuré a mí mismo.
Entonces la vi.
Valeria avanzaba por el pasillo como un espectro, envuelta en encaje blanco, con la cabeza tan inclinada que parecía cargar el peso del mundo sobre los hombros. Se me encogió el pecho al verla: tan hermosa, tan rota.
El príncipe Leonard esperaba en el altar, sonriendo como si la tuviera ya en sus manos. Qué bastardo.
Me deslicé por el lateral de la iglesia, cuidando cada movimiento para no llamar la atención. La distracción estaba prevista