Capítulo 110
|| Punto de vista de Bellona ||
Me quedé junto a la ventana, con las manos agarradas a las suaves cortinas con tanta fuerza que se me pusieron blancos los nudillos.
Afuera, los coches negros que llevaban a Sienna se hacían cada vez más pequeños hasta que desaparecieron por completo.
Sentía el pecho oprimido, como si me hubieran arrancado algo vital.
Parpadeé para contener el ardor en mis ojos, pero fue inútil.
Las lágrimas seguían resbalando por mis mejillas en silenciosos ríos.
Dante se acercó detrás de mí sin hacer ruido y me rodeó la cintura con sus brazos.
Me dio un suave beso en la coronilla, con su aliento cálido y reconfortante.
—Lo sé —susurró, apretándome más contra él—. Sé que duele.
Me recosté contra él, desesperada por encontrar consuelo, por cualquier cosa que pudiera llenar el doloroso vacío que había dejado la partida de Sienna.
—Ella no se merecía esto —dije con voz ronca y entrecortada—. Era valiente... lo salvó todo, Dante. A nosotros. Nuestro futuro.
Me