Nina
- ¿Una persona como yo?
- Al contrario de lo que pensaba, eres un hombre apasionado y aunque muchos temen al dueño del tugurio, al mismo tiempo eres querido por todos ellos. ¡Y eso es increíble!
- ¿Increíble? - Asiento con la cabeza.
- Sabes cuándo ser odiado y temido, pero sobre todo también sabes cuándo ser amado. ¿Cuántos hombres en este negocio llevan una doble vida así? - Suelta una carcajada.
- ¿Doble vida?
- Así es como yo lo veo. La mayoría de esos hombres dejan que el poder se les suba a la cabeza y que la crueldad domine su ser. Entonces suelen hacer maldades sin importar a quién ni por qué razón. Ellos simplemente lo hacen, pero tú no.
- No soy tan bueno como crees, Nina.
- Eso no es lo que he dicho, Sr. Malo. - Esta vez se ríe y luego me besa. - Ahora suéltame.
- Voy contigo.
- Voy contigo. ¿Por qué?
- Porque estoy fuera de servicio, Srta. Bestia de la Colina, y quiero pasar este día contigo, no importa dónde.
- En ese caso, que sea rápido, porque ya me has retrasado