Capítulo 610
—¡Quiero ir al Hotel Oestelanda!

Julio habló inmediatamente: —Jefe, ya que va al mismo sitio que nosotros, ¿por qué no la llevamos allí?

—¡Sí, sí, seré muy obediente!

La niña asintió con la cabecita de buen humor, y Ricardo no la negó. Mirando por la ventana el tiempo brumoso, recordando aquel día lluvioso de hacía cuatro años.

A partir de ese día, le disgustó el tiempo lluvioso.

El vehículo siguió avanzando, lentamente.

En el coche, era muy silencioso.

Luego, tiró de la manga de Ricardo y la dulce voz de la niña sonó: —¿puedo hacerte una pregunta?

—No.

Ricardo se negó en redondo, bueno, los niños no podían estar tan obedientes.

—Quiero hacerte una pregunta que solo los adultos pueden entender. No quieres contestar, ¿tienes miedo de no ser capaz de responder? No pasa nada, no te voy a reír.

Ricardo la miró de reojo al oír esto: —Habla.

Sintió curiosidad por saber qué tipo de preguntas de adultos quería hacerle.

—Mi mamá dice que no tengo papá, pero todos los demás niños tienen uno. Mi
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