Théo
Abro los ojos como si hubiese estado sumido en un profundo sueño. Por un momento pienso que es así, hasta que ladeo la cabeza y veo a Evadne durmiendo plácidamente a mi lado. No puedo evitar levantarme de un salto con la mente dándome vueltas.
Lo de anoche no fue un sueño… y creo que soy muy consciente de ello, pero por alguna razón, me quise autoconvencer de que lo había sido.
Ella suspira y esboza una ligera sonrisa, muy seguramente teniendo algún sueño agradable. ¿Estará recordando lo que hicimos en esta misma cama? Mi cuerpo se estremece y la excitac1ón vuelve a endurecerme solo de imaginarlo.
La hice mía, ¡demonios! ¡La marqué!
Me juré que nunca haría algo así, pero anoche… ¡joder! Es que Evadne estaba dispuesta a tentarme hasta las últimas consecuencias.
Nunca me había mostrado su cuerpo de esa manera, es más, nunca había intentado seducirme; lo que hacía todo más fácil para mí. Era más sencillo despreciarla y evitarla si siempre se comportaba como una sumisa que cedía fáci