Mundo de ficçãoIniciar sessãoEl sol caía fuerte sobre la ruta comercial del sur, un sendero polvoriento que serpenteaba entre dunas y rocas escarpadas. Ahmose cabalgaba al frente de su patrulla, el sudor le perlaba la frente bajo el casco de cuero. El aire era denso, caliente y seco, cargado con el olor a arena y el esfuerzo de los caballos. A su lado, Khafra, el capitán de la guardia, mantenía un ritmo constante, sus ojos experimentados escudriñaban el horizonte. La misión era clara: asegurar las vías de suministro y erradicar las incursiones que habían estado plagando la región.
Llevaban días rastreando, siguiendo pistas. No eran simples bandidos. Los ataques eran demasiado precisos, demasiado bien coordinados. Había una inteligencia detrás de ellos, una organización que iba más allá de la desesperación de unos pocos ladrones. Incluso más organizados que los mercenarios que Ahmose derrotó tiempo atrás.
De repente Ahmose levantó una mano deteniendo a la patrulla. Sus o







