Capitulo 54

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Hori miró a su esposa, que había dejado de tejer y los miraba con ojos llenos de pánico. Miró a sus hijos. El miedo se apoderó de él. Y asintió.

La reunión no se llevó a cabo en el palacio, sino en una casa discreta en un barrio rico. Rekhmire estaba sentado en una silla. Menkat, de pie junto a él, lo miró con una expresión de arrogancia.

—Hori —dijo Menkat—. He oído que eres el mejor amigo de Ahmose.

—Lo soy, mi príncipe.

—Y sé que, como tal, conoces sus secretos. Sus encuentros con la princesa Nefertari. El lugar donde se ven. El plan de huida que han trazado.

—No sé de qué hablas, mi príncipe. —Hori se sintió mareado.

—No me mientas —dijo Menkat. Se acercó a él y le golpeó el rostro con la mano. El golpe fue tan fuerte que Hori se tambaleó—. No me mientas. La princesa está engañando a mi tio. Me esta engañando a mi. A su honor. Te está usando a ti. El sargento te está usando. Y tú no eres más que un peón en su partida de ajedrez.

Rekhmire intervino. —No queremos herirte, Hori. N
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