69.
El viejo, emocionado por tener carne fresca en la cama no duda en seguirla, hasta que algo le causa curiosidad. Se detiene a unos pasos de la taberna y ve a su alrededor, preguntándose en dónde pasará la noche con esta criatura; la taberna tiene habitaciones, siempre es más fácil usarlas, pero si planea que la lleve a donde él está viviendo ahora, sería un gran error, la familia real se ofendería de que él metiera una mujerzuela a la casa que le están brindando.
—¿A dónde vamos? —Se queda plantado, estático esperando a que la mujer decida decirle la verdad.
—¿Nunca lo ha hecho en un bote, bajo la luz de la luna y las estrellas mientras el mar los mece suavemente? —Se acerca de nuevo Tabata con toda la intención de terminar de seducirlo y una sonrisa cargada de maldad se forma en sus labios.
Sabe que no es difícil convencer a un hombre como él, que no piensa y que solo se mueve por sus instintos. Con una sonrisa estúpida por parte del joyero ella entiende su aprobación y retoma el cam