68.
De pronto un par de ojos turquesa empezaron a verlo a través de los barrotes de coral de la cuna, lo veían con atención, pero sin miedo, pequeñas manos se agarraban de la orilla y pronto una pequeña criatura se asomó por el borde. Sus cabellos de colores flotaban en el agua mientras ella solo asomaba su vista con atención y fascinación sin dejar de ver al animal rondándola.
Ante la sorpresa de Köpek, la pequeña princesa empezó a reír, parecía divertida, fascinada por verlo rondando la cuna, se recargaba sobre el barandal y alzaba sus pequeñas manos queriéndolo alcanzar. Sin saber porque motivo decidió acercarse a ella, si por curiosidad o piedad, pero acerco la punta de su nariz hasta que la pequeña la tocó con ambas manos, parecía fascinada al sentir la piel áspera de la criatura; empujándose con su aleta buscaba salir de la cuna para poder montarlo.
Estaba totalmente encantada y Köpek no se sentía con ánimos de terminar su misión, algo se retorcía dentro de él cada vez que pasab