Mupi bajo, justo antes que el cuerpo de su maestro tocara el suelo y con sus poderes del viento, logro detener un poco la velocidad del mismo. Luego el joven hechicero se acercó a Mino, quien reposaba aun inconsiente en el piso y lo llamó con desespero.
—¡Mino, maestro Mino, despierte porfavor!
Los ojos de Mino se comenzaron a abrirse, aunque al gran hechicero, se le dificultaba mantenerlos abierto, Mupi notó que el brillo de sus pupilas, había desaparecido y las mismas estaban bastante dilatadas. El maestro Mino, volteo la cabeza y mirando a Mupi, frunció el ceño y con voz entrecortada reclamó:— Mu...pi, debes...seguirrr—el hombre contrajo su rostro del dolor que sentía, y termino—peleando.
—Lo haré maestro, pero primero lo curaré—No—Susurró Mino, deteniendo las manos de su joven discipulo— Mi tiempo ya esta cumplido...querido muchacho, el...cas...tillo ahora queda ahora bajo tú protección Con un último