Olivia Bennett
Robert: ¡Liv, cariño, despierta! Es hora de tomar tu medicina.
Abro los ojos, todavía somnolienta, y veo a mi tío con un vaso de agua y unas pastillas en una bandeja.
Olivia: Pero no tengo ninguna medicina para tomar esta mañana.
Se ríe y señala el reloj de la pared.
Robert: Ya son las once, cariño.
Me sobresalto y me incorporo, lo que me hace doler mucho la costilla, y se me escapa un gemido de dolor.
Robert: Ten cuidado, Liv, sabes que no puedes hacer movimientos bruscos.
Olivia: Me sobresalté. Nunca había dormido tanto en mi vida.
Digo, poniendo una mano en el punto dolorido.
Robert: Es la medicina, te da sueño. En fin, el médico dijo que necesitas descansar, así que no pasa nada por dormir un poco más. Toma, tómate tu medicina y puedes volver a dormir. Me tomo todas las pastillas, pero ya no puedo dormir.
Olivia: Voy a levantarme y ducharme. La verdad es que me muero de hambre.
Robert: Ve a ducharte entonces. Prepararé algo rápido para comer. Yo tampoco he comido na