97 - Tanto tiempo...
Lucas caminaba de un lado a otro en la oficina de Alejandro, su mente inquieta y llena de preocupaciones. Cada paso que daba resonaba en el silencio de la habitación, un eco de su ansiedad mientras esperaba noticias de su madre. La puerta estaba cerrada, y aunque sabía que Alejandro y su equipo estaban trabajando arduamente para rescatarla, la incertidumbre lo consumía.
Don Arturo, lo observaba desde su asiento. Por un instante, su mirada se perdió en el niño, y en él vio un destello de su propio hijo.
— Alejandro era así de inquieto y maduro — murmuró, su voz rasposa llenando el aire —. Poseía una inteligencia fenomenal, igual que tú.
Lucas detuvo sus pasos, mirándolo con curiosidad.
— ¿De verdad? — preguntó, sintiendo como si un rayo de esperanza iluminara su corazón.
— Sí — continuó Don Arturo, su mirada nostálgica —. Era un niño muy inquieto y decidido; y, sobre todo, muy valiente.
El niño sintió un impulso de confesión.
— Yo... yo quiero mucho a Alejandro – dijo, su voz apenas un