Años Anteriores

James tenía 22 años, vivía a las afueras de un pequeño pueblo llamado “Moonhouse” en una zona boscosa que apenas se comenzaba a dibujar en los mapas. Vivía y trabajaba junto con su padre, su madre había fallecido cuando muy pequeño y tenía un hermano poco mayor que él pero que desde que su madre los había dejado se había unido a un grupo de cazadores de tesoros que buscaban monedas de oro y otros artefactos que tuviesen algún valor para alguien, dicho hermano no tenía cercanía con ellos y solo tomó un camino diferente.

Posiblemente por ello James fue criado de manera más estricta o ruda, estaba encargado de llevar una carreta de madera cargada de baldes al río para recolectar agua y regresar a recargar el bebedero a los animales que su padre criaba, entre ellos algunas aves y cerdos, aunque su trabajo principal era amaestrar lobos para usos de cacería, para resguardar calabozos e incluso algunos de sus clientes los poseían con fines de protección en los jardines de sus mansiones. Poco a poco les tomó afecto hasta el punto que les colocaba nombres e intentaba darles órdenes con la intención de aprender a entrenarlos como su padre lo hacía.

Un día por la mañana, James al llegar al río notó algo, se trataba de aquella mujer que por primera vez veía, ella estaba cantando una canción en voz baja mientras con una cesta tejida que colgaba de su antebrazo almacenaba frambuesas que iba recolectando de las ramas cercanas. 

 — ¿Se asustaría si me acerco? — Pensó James y segundos después, vio el sombrero de la chica volar al pasar una fuerte ráfaga de viento. 

 — Es mi oportunidad — Rápidamente se acercó para alcanzarlo, la chica apenada veía a James acercarse y solo nerviosamente pudo decir. 

 — Que pena, muchas gracias — A lo que James respondía. 

 — No, no, no tienes porqué. Soy James.

 — Un gusto, me llamo Elena. Estoy de visita en este pueblo, vengo de uno cruzando el puente.

 — Bien Elena, eso es estupendo, veo que recolectas algunas frutas. 

 — Si, planeo hacer algo con ellas.  

 — ¡Muy bien! espero salga bien. —  

Se enamoró de aquella mujer llamada Elena y ambos comenzaron a salir juntos, la vida de James comenzaba a florecer y un sol brillante iluminaba sus nuevos caminos de adulto.

Pasado un tiempo, en una muy bonita y organizada ceremonia se unieron en matrimonio.

James seguía trabajando y estaba casi al completo cargo debido a que su papá no estaba en condiciones suficientes para seguir manejando su pequeño negocio de toda una vida, su condición física disminuyó, la vejez le cobraba de su salud y poco a poco antes de que algo sucediera. Su padre era estricto referente al tema de los lobos, al ser salvajes eran difíciles de controlar y eran la prueba final de que James estaría preparado, es por ello que durante varios meses estaría bajo rigurosa vigilancia cuando se encontrase en la jaula con los lobos con incluso sus crías y recibiría indicaciones por parte de su padre brindándole la seguridad y el conocimiento base para mantener a los lobos calmados y señalarles órdenes.

Entre las crías de lobo James pudo darse cuenta que extrañamente había un pequeño cachorrito de color totalmente negro, oscuro como la noche abrazando el frío bosque y de no ser por sus ojos llamativamente blancos sería invisible entre las sombras, sin embargo parecía ser algo más lento que los demás o quizás torpe, este pequeño cachorro fue nombrado por James como "Paine" nombre que al ver su pequeño rostro llegó a su mente sin darle paso a pensar ningún otro, a James le llamaba mucho la atención la rareza del pequeño Paine y notaba que necesitaba más cuidado que sus hermanos, pero se dedicó a observarlo y entender su comportamiento un poco errante, se propuso a analizar su crecimiento y actitudes, poseía una ferocidad temible y cuando gruñía sus dientes provocaban terror hacía los demás animales.

Numerosas personas que visitaban la casa para ver a los animales y quizá adquirir uno de ellos, vieron al pequeño Paine y ofrecieron cantidades de dinero elevadas por el con las razones de ser "Extravagante, hermoso, único, raro" y algunos hasta pudieron calificarlo como "Fenómeno". James sabía que lo querían por eso y no precisamente para cuidar de él, quería conocer un poco más de su condición.

Descubrió que Paine no podía ver, era absolutamente ciego, aunque no estaba seguro de si a eso se debía el color blanco de sus ojos, alguna enfermedad o problema en su genética, solo sabía que sufría ceguera y por ello no podía coordinar muy bien, notó que Paine se guiaba mayormente por su percepción del olfato, oídos y quizá la combinación de ellos lo hizo desarrollar una nueva manera de mentalmente percibir el movimiento de algún otro animal o ser vivo en general que lo rodease.

Al cabo de 8 meses James podía acercarse a los lobos, alimentarlos e incluso regañarlos si era necesario. Había progresado muchísimo y tenía bajo su cuidado una increíble cantidad de 9 lobos que le respetaban, podría decirse que James logro convertirse en su líder, en el alfa o el amo, nombres que merecía por llevar el control que había podido obtener sobre su manada.

Elena también trabaja en casa, arreglaba bonitas piezas tanto para mujeres, hombres y niños por lo que comenzaba a ser conocida por su impecable trabajo, Elena tenía una buena reputación y eso llamaba la atención de todos, era talentosa con sus diseños e incluso hasta James lucía algunos de sus arreglos hechos en casa.

El día estaba nublado, se sentía húmedo el ambiente y las aves estaban refugiadas en sus nidos como dando a entender que era necesaria la precaución del clima que estaba cubriendo el cielo, los colores del bosque eran grises y hasta en los lobos se notaba la inquietud.

 — Por favor ve a por la lona que está en el depósito, necesito cubrir las jaulas antes de que llueva. —  Pide a Elena ayuda.

Rápidamente un grupo nubes que parecían estar coloreadas con carbón alcanzan a ponerse sobre ellos y sin cesar comienza a caer una lluvia pesada y bastante densa.

 — ¡No puedo hacerlo! —  Elena grita desde la casa.

 — ¡Elena por Dios, muévete! 

 — ¡James no puedo, la lluvia es demasiado fuerte! 

 — ¿¡Y eso que importa!? Apresúrate. 

Los lobos empapados corrían de un lado a otro buscando dónde esconderse dentro de la jaula pero no podían encontrar un sitio, todo se mojaba y James también bajo la lluvia intentaba gritar a Elena.  

Elena estaba tardando, al fin se asomó por la puerta de la casa con la lona cargada en sus manos, pero bajaba los peldaños muy despacio, como pudo se acercó al acceso de la jaula y James desesperadamente arranca de sus manos la lona. 

 — ¿Por qué tardaste tanto Elena? Los animales están temblando.

 — Lo siento mucho cariño, tengo que hablar contigo. 

 — ¿Que tiene que ver eso? Necesito que te apures. — James de forma acelerada comienza a cubrir la jaula con la lona.

Toma a Elena sosteniéndola por un brazo y se dirigen a entrar a la casa y reclama.

 — ¡¿Qué crees que estabas haciendo?!   

 — Lo siento, yo solo… 

 — Por favor Elena no vuelvas a hacer eso, no puedo estar aguantando esto. — En ese instante el padre de James escucha el alboroto y se acerca a la sala a ver qué sucedía. 

 — ¡James, estoy embarazada! —  Irrumpe en llanto.

Hay un completo silencio en la sala y segundos después James reacciona 

 — Elena, ¿Me hablas en serio?  

 — James, hablo en serio. 

 — ¡¿Qué, escuchaste eso papá?! Vamos a tener un bebé, ¡Elena y yo vamos a tener un bebé!  

 — Hahaha, vaya, esto sí que es increíble hijo, felicitaciones. — 

El ambiente cambio de forma drástica en un abrir y cerrar de ojos.

Esa noche mientras la lluvia caía James dormía, sin embargo, Elena a su lado aún seguía despierta. Estaba emocionada porque sería madre, pero también asustada por cómo había actuado James esa noche. El brazo le dolía un poco y seguía recordando el maltrato que recibió, pero pudo relajarse, solo pensó en la mejor manera de manejarlo y en qué todo iba a ser mejor a partir de ese momento, que el pequeño bebé que nacería sería justo lo que necesitaban.

Después del diluvio de aquella noche, el sol remontaba su lugar por derecho y se veían claras las montañas, el cantar de los pájaros decoraba los alrededores y un arcoíris atravesaba el cielo como un sello de que todo estaría bien. James se dirige ante su enamorada con una mano puesta en la espalda, frente a ella muestra su mano y le entrega un pequeño arreglo de preciosas y coloridas flores silvestres y acompañado de una disculpa. 

 — Lamento lo de ayer linda, sentía mucho estrés. 

 — Tranquilo cariño, entiendo. — El amarillo y el rojo en el ramo le hizo sentir calma y recibir esa disculpa le dio algo de comodidad.

03 de diciembre, una noche cálida pero muy agitada, han transcurrido 14 horas desde que Elena aferrada fuertemente a la mano de su amado James da a luz a una pequeña y adorable bebé, ambos felices por su bienvenida eligen el nombre de "Janna" para su hermosa hija.

A menudo cuando James trabajaba con los lobos, en especial cuando estaba cerca de Paine se sentía orgulloso de lo que había logrado en los últimos años, había conseguido trabajar para sí mismo y tener sus propios negocios, vivía en un hogar tranquilo y tenía una mujer tan hermosa como cariñosa y carismática al igual que una tierna bebé que le alegraba a diario, en resumen, era su vida soñada.

Una tarde James trabajando ve dirigiéndose hacia él un hombre alto, caucásico con barba, fornido y que vestía un jean con camisa negra. El hombre levanta la mano para preguntar. 

 — ¡Hola!, Vengo a ver tus animales ¿Puedo acercarme? — 

La verdad no había nada tan sospechoso en él que encendiera las alarmas, parecía ser un tipo normal como tantos que usualmente venían por el sitio con la misma intención así que simplemente levanto el pulgar

 — Gracias, amigo. Muy lindo el lugar. — El hombre al haberse acercado lo suficiente se le podía ver en el rostro una cicatriz.

Tal vez grave rasguño que comenzaba justo en la parte superior de su ceja izquierda y cruzaba por encima de su ojo, James tenía una sensación extraña parecida a lo que llamaríamos un mal presagio, algo que le hacía sentir que no debía estar hablando con él, pero seguía la conversación intentando averiguar por qué. 

 — No hay problema, pero dígame, señor. ¿En qué puedo ayudarle? 

 — Ah, verás mi nombre es Mau y tengo un hermano que su nombre es Jake, la verdad no somos de por aquí, pero estamos pensando en abrir un negocio y necesitábamos quizás a alguien como tú. 

 — Vale, es un gusto y entiendo, pero, ¿a qué te refieres con necesitarme exactamente?  

 — Tú vendes animales, ¿no?

 — Claro, a eso me dedico.  

 — Vaya disculpe pero que bonito lobo, nunca había visto uno así. ¿Cuánto quieres por él?  

 — Disculpa eh… 

 — ¿Cuánto quieres por él, por el lobo? 

 — No está en venta, amigo. Además, es ciego y no…  

 — No importa ponle un precio. 

 — Eh... no, no está en venta. — James comenzaba a sentirse agitado y a la vez incómodo.

 — Perdón, yo… La verdad estoy acostumbrado a comprar lo que veo, es una mala costumbre por favor discúlpame. 

 — Tranquilo, señor Mau.

 — Solo quiero comprar animales para venta en una carnicería, pero vendré luego, solo vine a verlos.

— Entiendo. —

James lo sigue para asegurarse de que pueda salir y mira como Mau se sube a un auto, era un Ford negro de cuatro puertas, vidrios oscuros y cauchos con banda blanca, solo lo ve dar la vuelta y marcharse.

Era un día de esos bajos… Elena terminaba un trabajo en el momento justo cuando un señor que vivía en el pueblo tocó su puerta, James también se dirigía a entrar a la casa a con la intención de buscar en la cocina un vaso con agua. En el momento que James abre la puerta y le pide al señor pasar nota en sus manos una delicada flor de unos bonitos pétalos amarillos, en ese instante no ocurre nada él simplemente no le prestó tanta atención. El señor asiente con la cabeza pidiendo permiso para entrar y sentarse en la sala donde Elena se encuentra finiquitando los detalles de su camisa. James va a la nevera, pero voltea a mirar a su amada, fue allí cuando la situación cambió y sus ojos de tornaron en pro de sorpresa. Vio a aquel hombre antes de sentarse acercarse a Elena y colocar entre sus manos la flor que traía consigo como agradecimiento del trabajo que hacía a su ropa.

El hombre se va, Elena siente su corazón detenerse al ver a James abalanzarse sobre ella levantando su mano para golpearla mientras solo puede cerrar sus ojos, luego de varios segundos no pasa nada así que vuelve a abrirlos pudiendo ver a James inclinado y apoyado sobre la mesa apretando fuertemente su puño, se levanta soltando un grito relleno de rabia y golpea la pared tan fuertemente que sus nudillos comienzan a sangrar.

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