Capitulo 56

La luz del amanecer se filtraba lentamente por las rendijas de las cortinas, tiñendo la habitación con un dorado suave, cálido, casi etéreo. El aire olía a una mezcla de sábanas usadas, piel sudada y los últimos vestigios del perfume de Nelly. Afuera, la ciudad despertaba con el rumor lejano de autos, de pasos apurados y voces apagadas.

Adrián fue el primero en abrir los ojos.

Parpadeó varias veces, desorientado, con la garganta seca como arena. El techo blanco lo recibió con indiferencia, inmóvil, silencioso. Sintió el roce de las sábanas sobre su piel desnuda, tibias todavía por el calor de los cuerpos que habían compartido la cama. Una cama que no era la de ellos.

Frunció el ceño. Un zumbido persistente golpeaba su sien izquierda, como si una presión invisible quisiera partirle el cráneo en dos. Se llevó la mano a la frente, notando el sudor ya seco pegado a su piel. El vaho del alcohol y algo más... sí, había algo más.

Un recuerdo nublado lo atravesó de golpe: una copa... la bebid
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