No había dejado de pensar en Edith en todo el día, estaba obsesionado, en un momento creyó que iba a ser fácil pasar una noche con ella, incluso cuando ella, momentos antes, lo había rechazado.
Cuando él le dijo lo que pretendía, pensó que era una postura y supuso que siempre era lo primero que decía para así poder aumentar su cayet, pero ahora, viéndola de frente, aunque disfrazada y vestida llamativa, tenía dudas.
¿Quién era realmente Edith Donato?
Volvió la camarera con los dos cafés y Lorenzo le abonó dándole una propina considerable, pero no le prestó ni un segundo de atención.
Sólo tenía ojos para la bella dama que estaba sentada en su mesa.
-Sacate los anteojos por favor.
Edith, miró a su alrededor y con cierto pudor, se sacó los anteojos.
-¿Qué hacés acá?
-Trabajo.
Lorenzo pensó que ese no era el lugar en donde quería hablar con ella.
-Vamos a otro sitio, por favor, en donde no te tengas que esconder.
-Acepté tomar algo con vos, sólo para implorarte que Facundo no se entere q